Este libro no es precisamente un instructivo, por lo menos no para algún extranjero con intenciones de mudarse a este país. Diría que es una especie de chiste privado dirigido a ese grupo selecto de personas que ha experimentado la dicha y la desventura de haber vivido dentro del territorio nacional.
Este libro es mitad memorias del autor, mitad consejos para quien aspire a convertirse en escritor profesional. Creo que no es necesario ser su admirador para poder disfrutarlo y aprender algo. A fin de cuentas, escuchar a una persona hablar sobre lo que le apasiona siempre resulta inspirador.
“Aprende a morir y aprenderás a vivir” dice Morrie. Pensar en la muerte puede llegar a ser liberador, dependiendo del enfoque que le demos.