Instrucciones para vivir en México – Jorge Ibargüengoitia
Editorial Joaquín Mortiz, 295 páginas.
Este libro no es precisamente un instructivo, por lo menos no para algún extranjero con intenciones de mudarse a este país. Diría que es una especie de chiste privado dirigido a ese grupo selecto de personas que ha experimentado la dicha y la desventura de haber vivido dentro del territorio nacional. Es una palmada en la espalda, un “no estás solo” de parte del autor, hacia aquellos que salimos cada día con la mejor de las intenciones, las cuales terminan con mayor frecuencia en frustraciones.
Instrucciones para vivir en México se publicó en 1990, pero en realidad se trata de una recopilación de artículos publicados por Jorge Ibargüengoitia en el periódico Excelsior entre 1969 y 1976. En su columna de opinión, Ibargüengoitia toca temas como la política, la burocracia, la educación, la historia, el civismo, entre otros, pero habla también de aquellas interacciones cotidianas al interior de la sociedad mexicana que te hacen detenerte y pensar, “¿de verdad acaba de pasar eso?”.
El análisis crítico de los numerosos problemas que sufre este país es tan agudo y vigente que hay artículos que bien podrían haber sido escritos ayer, y son desarrollados con una claridad que no excluye a nadie. Al contrario, lo ideal sería que todos estuviéramos conscientes de ellos. Desde una de las mejores definiciones de la revolución mexicana que he leído, la descripción de la sociedad mexicana como una sociedad de castas, el nacionalismo latente de las olimpiadas, y la simplificación extrema que ha sufrido la historia mexicana hasta volverla insípida, estos artículos están llenos de observaciones aún pendientes por profundizar. Creo que en especial la sección “Teoría y práctica de la mexicanidad” debería ser una suerte de lectura obligatoria en las clases de civismo.
Jorge Ibargüengoitia inició su carrera literaria como dramaturgo y continuó como novelista y columnista. El tono sarcástico y crítico que lo caracteriza lo ha convertido en uno de los autores mexicanos más leídos y queridos, y pese a su desafortunada muerte temprana, a los 55 años en un accidente aéreo, dejó una obra bastante extensa.
Se aprecia (y agradece) inmensamente el tono irónico del autor al tratar algunos de los temas más difíciles. No hay mejor antídoto para procesar lo absurdo que un poco de humor. En un país como México, a veces hay que reír para no llorar. ¿Qué pensaría Ibargüengoitia de México en el 2021? Me atrevo a imaginar que diría que no ha cambiado mucho en 50 años, y probablemente tendría razón. Un paso adelante y dos para atrás, así es la vida en el país del progreso lento.
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